Título: El negociado del yin y el yan.
Título original:
Traducción:
Saga: Las tres leyes del movimiento #2.
Género: narrativa/adulto/ficción-realidad/viajes/humor/romance.
Tapa: blanda con solapas.
Editorial: Seix Barral.
Año de publicación: 2019.
Páginas: 373. (sin contar la nota del autor)
Autoconclusivo: no.
Precio: 19,85€ (en papel) 9,49€ (ebook)
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En La primavera de 1975 Franco tiene los días contados. Rufo Batalla se ve obligado a regresar a Barcelona, por la repentina muerte de su padre. Tras esto, vuelve nuevamente a Nueva York. El príncipe Tuukuulo lo cita de incógnito en un hotel abandonado, necesita su ayuda. Quiere que vaya a Japón para entregar una misteriosa carta. No sabe que contiene la carta, ni a quien se la tiene que entregar, ni porque, pero aún así Rufo accede. Una vez allí se dará cuenta que una vez más el príncipe le ha tomado el pelo, y se verá obligado asumir su identidad.
«Las mujeres envejecemos deprisa, pero aprendemos de la vida. No soy feminista, es la verdad.»
(Conversación entre Monica Coover y Rufo.)
Tras El rey recibe, que por cierto, os tengo que dar las gracias a tod@s porque desde que escribí la reseña en marzo se mantuvo como lo más leído durante el año pasado y lo que llevamos de 2020, regresa Eduardo Mendoza con El negociado del Yin y el yan. En la anterior reseña no comenté nada, porque quería ver hacía donde evolucionaba la segunda parte, visto que sigue las mismas directrices, ya puedo decirlo claramente: la novela se disfruta por lo bien narrada y descrita que está, Eduardo Mendoza tiene una pluma magistral e intachable. Ahora bien, el argumento no sé por donde cogerlo. Rufo Batalla es un plumillas insatisfecho, aburrido que nunca se encuentra satisfecho con nada, cuando está en Nueva York quiere estar en Barcelona y viceversa. En estas aparece el príncipe y le encomienda ir al Japón para entregar una carta. Una vez allí, se dará cuenta que esa no es la verdadera misión, y se ve obligado adoptar su identidad. A partir de aquí la historia se vuelve una guía de viajes, viaja por Tokio y Vietnam. En parte me ha recordado a La isla inaudita pero con más movimiento, ya que argumentalmente en La isla inaudita no pasa nada, aquí hay un par de sorpresas. Tras realizar la tarea del príncipe con éxito o no, -eso ya lo dejo a elección del lector- regresa a Barcelona y volvemos otra vez a lo mismo. En la parte final viaja Alemania y lo he encontrado como de relleno. Entremedias nos va narrando sus amoríos, que lo hace sin escenas de sexo explicito, cosa que me parece bien, pero a veces me he quedado como pensando ¿ah, pero se han acostado? La relación que mantiene con una de las mujeres, lo encuentro innecesario, y el giro inesperado del final es de culebrón.
Respecto a los personajes el más destacable es el príncipe, la lástima es que salga tan poco, si le diera más protagonismo quizá, la novela seria más dinámica, pero Mendoza prefiere mantenerlo como secundario, y darles protagonismo a otros personajes que ni fu ni fa. El poco humor que hay lo he visto forzado, como diciendo: tengo que meter comedia, porque sino, no parece una novela mía. Pues vale.
Vamos a la parte narrativa, que es lo mejor de todo y por lo que el libro merece ser leído. Narra muy bien los lugares. De Tokio, Vietnam, y Alemania no puedo decir si las descripciones son acertadas o no, puesto que no los conozco, pero Barcelona es otro cantar. Por fin alguien que se atreve a bajar los humos a los barceloneses que creen vivir en una gran ciudad, cuando en realidad es una ciudad mediocre, ignorante de su discapacidad. Ojo que esto no lo digo yo, lo dice Rufo, pero pienso como él, para rizar más el rizo, tengo una discapacidad, y no, no me siento ofendida por la comparación.
El libro se divide en dos partes, al igual que la anterior entrega no tiene capítulos toda la narración es seguida. Lo que me ha complicado un poco la lectura, a mí me gusta dejar el libro al inicio de un capítulo -manías que tiene una,- al no tenerlos, no sabía cuando dejarlo, seguía leyendo y leyendo... Hasta que me quedaba sin voz, porque leo en voz alta, si no escucho mi voz no puedo concentrarme -otra manía.- Los párrafos están divididos por frases en diferentes idiomas.
«Si crees que puedes, demuéstralo, y si crees que no puedes, demuéstralo igualmente.»
(Conversación entre Hans Kraemer y Agustín)
Para acabar, añadir que no es necesario haber leído la primera parte para entender esta, el protagonista pone al corriente al lector de acontecimientos anteriores. Pero en mí opinión, leeros antes El rey recibe, porque ahí se conocen el príncipe y Rufo, lo que permite entender mejor lo que sucede en esta historia.
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